martes, 27 de febrero de 2018

¿Alguna vez alguien te ha ignorado?

“Mátame pero no me ignores, no mi vida, prefiero que tú me mates a morirme cada día” dice la canción de Trigo limpio……. Pero porqué será que cuando nos ignoran nos lastiman?



La indiferencia sin duda nos deja en medio de la incertidumbre, no sabemos que sucede con la otra persona ni  lo que está pensando y nos afecta más cuando es alguien que verdaderamente nos importa, a quien ya de alguna manera le hemos colgado nuestras expectativas.

La indiferencia es también una forma de activar ciertos botones rojos que tenemos en nuestro interior: nuestras heridas. Principalmente la del rechazo y la del abandono que hemos sentido en diversas experiencias a lo largo de nuestra vida las cuales han afectado dramáticamente nuestra autoestima y autoconfianza, dichas heridas son las más dolorosas en el ser humano.

A nadie le gusta sentirse rechazado, frases como “no me tomo en cuenta”, “no soy importante”, “no me ama”, “me dejo en visto”. “ni volteo a verme” etc. se apoderan de nuestra mente y nos hunden en esa incómoda y dolorosa sensación que invade nuestro pecho; y sin duda todo se trata de nuestras carencias, necesidades emocionales y expectativas que tenemos de cómo deberían ser o como deberían actuar y pensar los demás.
Afecta nuestra autoestima

Mientras no hemos sanado, ni perdonado situaciones de nuestra infancia o vida joven/adulta en relación al rechazo y abandono y mientras no hayamos roto con los lazos de lealtad que nos unen a nuestro sistema familiar de forma autodestructiva seguiremos repitiendo las mismas historias en nuestra vida. Tocar de manera voluntaria esos botones rojos y con la compañía de un profesional de la salud nos ayudará a superarlos con mayor facilidad.

Quédate quieto(a) un momento y trae a tu mente alguna situación donde hayas sentido que te rechazaron, respira y obsérvate, que sensaciones y sentimientos reconoces? En qué parte de tu cuerpo las sientes? Obsérva, respira profundo y saca el aire por tu boca, digiere esos sentimientos, acomódalos en ti, acéptalos y posteriormente visualiza como salen por tu boca al expulsar el aire, sigue respirando y al inhalar lleva el oxígeno a todo tu cuerpo y cúbrete de paz y bienestar.